Los Pomerania son pequeños pero vivaces e inteligentes perros que pueden prosperar en una variedad de escenarios que van desde pequeños apartamentos hasta grandes propiedades. A pesar de que cada perro es un individuo único y el medio ambiente puede afectarlo drásticamente, la raza tiene algunos problemas de comportamiento específicos que los propietarios pueden evitar con una adecuada formación.
Formación deficiente. Los Pomerania tienen un fuerte carácter testarudo y esto significa que el entrenamiento puede tomar mucho más tiempo que el de otras razas. Entrenarlo en la casa puede ser todo un reto. Estos perros prosperan con métodos coherentes de formación basados en la recompensa. Pasa tiempo todos los días entrenando a tu perro y evita recompensar inadvertidamente un mal comportamiento como por ejemplo reírte cuando mastica tu sofá. Evita castigarlo porque puede causar comportamientos de miedo y el incremento de problemas.
Agresión y miedo. Los Pomerania tienden a ser desconfiados con los extraños y su pequeño tamaño hace que las personas mayores y los animales sean especialmente intimidantes para ellos. El miedo puede llevarlo a la agresión de forma rápida por lo que no debes interpretar el miedo de tu perro como un comportamiento lindo y cariñoso. Debido a que es tan pequeño, los propietarios a menudo subestiman la gravedad de la agresión. La socialización adecuada, especialmente durante las primeras 16 semanas de vida, es la clave para prevenir tanto el miedo como la agresión.
Posesividad y territorialidad. La raza tiene una sólida reputación por ser exigente con sus dueños y son particularmente propensos a ser posesivos con los juguetes y los alimentos. Debes entrenar a tu Pomerania poniendo tu mano en su plato y jugar a intercambiar sus juguetes cuando es cachorro. Esto reduce drásticamente la probabilidad de un comportamiento territorial y posesivo en la edad adulta.
Ladridos excesivos. El Pomerania es notoriamente un perro ladrador, sobre todo cuando no está socializado con extraños y ruidos fuertes. Coloca a tu perro en una jaula cuando llegue a ser excesivamente ruidoso y recompénsalo por tener una conducta tranquila cuando tienes visitantes. Nunca uses collares de choque ya que pueden lesionarlo pues tiene un cuerpo muy frágil, en su lugar céntrate en el uso de métodos basados en la recompensa para enseñarle el comando «tranquilo» dándole golosinas cuando permanezca en silencio.