Si tienes un perro como mascota, lo más probable es que tengas que darle antibióticos en algún momento. Hay varios antibióticos que se prescriben con regularidad a los perros para tratar infecciones y otros problemas. Sabiendo de antemano qué antibióticos puedes darle, te ayudará a tratar los problemas de forma más fácil.
Tetraciclina. La tetraciclina está disponible tanto en forma de cápsulas como en suspensión oral. Este antibiótico se utiliza para tratar infecciones respiratorias y de la piel. También se utiliza para la enfermedad de Lyme y la fiebre de las Montañas Rocosas. Los productos lácteos interrumpen el efecto de este antibiótico, por lo que debes evitar darle queso u otros derivados de la leche a tu perro cuando esté usando este medicamento. La tetraciclina puede causar malestar estomacal y diarrea, por lo que tu mascota puede ir al baño con más frecuencia o necesitar un medicamento para aliviar los síntomas.
Cefalexina. La cefalexina es un antibiótico de amplio espectro que también se utiliza para tratar una gran variedad de enfermedades en los perros. Se utiliza comúnmente para las infecciones que afectan a los pulmones y la piel, pero también puede ser prescrita para otros problemas de salud canina. También es comúnmente prescrita para tratar las infecciones del tracto urinario. La cefalexina también puede causar problemas de estómago en tu perro y es posible que necesite algún medicamento para controlar la diarrea.
- La enrofloxacina viene en forma de tabletas masticables así como de gotas óticas para ser utilizadas en las infecciones del oído. Se utiliza para tratar una amplia variedad de enfermedades que abarca desde el hígado y los pulmones hasta los intestinos y el tracto urinario. La enrofloxacina se evita generalmente en los cachorros pequeños ya que puede causar lesiones en los cartílagos y puede inhibir el crecimiento. Los perros que toman enrofloxacina pueden exhibir una pérdida de apetito y letargo general.
Amoxicilina. La amoxicilina está disponible en forma de tabletas y en suspensión oral. La versión líquida se debe mantener refrigerada una vez que se mezcla. La amoxicilina se utiliza para tratar infecciones de la piel y para los abscesos. También se prescribe comúnmente después de procedimientos quirúrgicos generales para prevenir la aparición de infecciones. Los efectos secundarios más comunes de la amoxicilina son náuseas y vómitos.